domingo, 23 de agosto de 2015

El futuro de las lenguas



















Ayer leyendo en el metro, me nutrí de diferentes artículos sobre el futuro de las lenguas.

¿Cuál es la lengua que se impondrá definitivamente para la comunicación internacional? ¿Cuántas lenguas desaparecerán en un siglo? ¿Cuál es la segunda lengua que emerge inesperadamente? ¿Quiénes hablaron por primera vez el inglés? ¿En qué países el inglés es oficial?

Todo estos datos interesantes que pretendo resumirles salen de los artículos de Courrier Internacional —n° 1294 del 20 al 26 de agosto 2015 dedicado a las lenguas.

Este número está dedicado a las lenguas que dominan el mundo y en esta primera parte los propósitos pertenecen a John H. McWhorter publicado el 01/02/2015 en The Wall Street Journal.

En primer lugar, para quedarse por mucho tiempo, hablado por 2 000 millones de personas, se encuentra el inglés que tiene pocos rivales para destronarlo.

El Washington Post habla de la existencia de 7 102 lenguas vivas precisas en una publicación de etnología. La Unesco declara alrededor de 6000 lenguas vivas.

Se estima que para el año 2115 solo existirán 600 lenguas, es decir 90 % de las lenguas actuales desaparecerán.

Hace dos mil años, el inglés era la lengua oral de las tribus de Dinamarca en la era del hierro. Mil años después, el inglés vivía en la oscuridad de los soberanos francófonos en una pequeña isla húmeda después de la conquista normanda de Inglaterra. Nadie entonces hubiera pensado que hoy el inglés sería hablado por alrededor de 2 000 millones de personas.




Pero cómo es que el inglés se impone y llega a ser unas de lenguas más modernas de nuestros tiempos.

Esto no significa que el inglés desplazaría a las lenguas locales, sino que éste convivirá con ellas. Nadie ve a un japonés hablando a otro japonés en inglés, sino en japonés. La gente seguirá usando sus lenguas en su esfera interna y usará el inglés para comunicarse con el exterior de ese mundo.

El futuro de las lenguas es en primer lugar el ocaso de muchísimas lenguas y las sobrevivientes serán mucho menos complicadas de lo que son hoy, en especial para hablar.  

Tampoco será por esta razón que el mandarín sobrepoble la tierra, siendo esta lengua de muy difícil aprendizaje que ni siquiera los propios chinos dominan su escritura. Si China conquista el mundo por su peso económico, lo hará en inglés.

El japonés seguirá existiendo, pero otras lenguas habladas por grupos de pueblos pequeños tendrán pocas posibilidades de seguir existiendo.

50 países tienen el inglés como lengua oficial según datos de la Agencia central de informaciones americanas (CIA), pero no los Estados Unidos, el Reino Unido ni Australia. Si el inglés en estos países es la lengua más hablada no tiene sin embargo el carácter oficial.

La colonización ha hecho desaparecer muchas lenguas por la exterminación de sus hablantes o por una política de erradicación de esas lenguas. La gran mayoría de los idiomas de los primeros americanos de América del Norte y de los aborígenes de Australia han desaparecido o están moribundos. La urbanización ha concentrado a las poblaciones en una ciudad donde se habla una lengua franca única. 

Los hablantes asocian a las lenguas importantes con las perspectivas de futuro y a las lenguas pequeñas al retraso, dejan entonces de hablar estas lenguas con sus hijos. Al menos que una lengua sea escrita, solo hace falta una generación para que no se la transmita a sus hijos que la perderán sino la aprenden de niños puesto que es muy difícil adquirir una lengua de adulto.

La evolución de las lenguas depende exclusivamente que los padres hablen y eduquen a sus hijos en sus lenguas, pero cada vez las lenguas se transforman en menos complicadas, menos difíciles para hablar o escribir y se crean nuevas versiones más actuales de las lenguas pre-modernas.  

De esta forma la primera gran transformación por ejemplo para el inglés fue cuando la técnica apareció y desde que las grandes masas poblaciones pudieron cruzar el océano o pudieron importarse para llegar a un territorio, se vieron a muchos adultos aprender nuevas lenguas. Y como a los adultos les cuesta más dominar las subtilidades de una lengua, se encontraron con lenguas más simples.

Los vikingos comenzaron a invadir Inglaterra a partir del siglo VIII y se consolidaron en la sociedad local. En ese entonces, la educación estaba reservada para la élite y no existían los medios de comunicación. Los niños crecieron escuchando a sus progenitores «masacrar» el inglés antiguo y hablaron como ellos. El resultado es el inglés actual, menos complicado que aquel inglés. El inglés antiguo contenía tres géneros y una gramática digna del alemán moderno, pero se transformó luego que los vikingos llegaron. Este idioma es uno de los pocos de Europa que no atribuye género a los objetos inanimados. El mandarín, el persa y el indonesio conocieron un proceso similar y son por lo tanto menos «cargados» que una lengua normal.

La segunda ola de simplificación se realizó cuando algunas potencias europeas transportaron a esclavos africanos en las plantaciones o impuesto desplazamientos forzados muy radicales a otras poblaciones. Los adultos debían aprender una lengua rápidamente y lo hicieron todavía menos que los vikingos con el inglés, solo algunas centenas de palabras y algunas vagas estructuras. Entonces, como esto no era suficiente, crearon nuevas lenguas a partir de esas bases. Actualmente éstas pueden expresar todos los matices del pensamiento humano, pero solo existen desde hace poco tiempo por haberse bloqueado con cuestiones superfluas como los verbos irregulares. Así aparecieron las lenguas criollas en la época en que los manuales escolares llaman «la exploración» occidental.


Los movimientos migratorios están creando la tercera ola de racionalización lingüística. Los niños de inmigrantes hablan una mezcla entre sus lenguas de origen y la lengua del territorio que los acoge, evacuan ciertas características como los verbos irregulares y el género de los objetos.

Hoy el mundo ve nacer versiones simplificadas de sus lenguas antiguas y éstas se mantendrán esencialmente orales. 

Se espera que las lenguas que desaparecerán serán al menos descritas y grabadas para la posteridad.


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